jueves, 10 de diciembre de 2009



Materiales de dibujo


“Debido a su particular apariencia y su obligada manera de manejarla, cada material está impregnado de un único espíritu y poesía que, en las manos del artista, refuerza extraordinariamente el carácter de la representación, y para el que no hay sustituto. Del mismo modo, el carácter de una obra musical depende de la clave determinada de antemano”


Max Klinger



1.1. Soportes


En principio cualquier superficie, ya sea curva o plana, lisa o rugosa, fija o móvil, sobre la que sea posible trazar líneas con un material que se adhiera a ella, es válida para ser utilizada como soporte para dibujar. Por tanto, existen muchas clases de soportes, no sólo los de origen industrial, específicos para cada técnica de dibujo: papeles, cartones, cartulinas, etc., sino también todos aquellos que podemos rescatar de la naturaleza y que son capaces de recoger la impronta de nuestros dibujos, tales como rocas, troncos de árboles, etc., incluso aún cuando tengan carácter efímero. Desde este punto de vista podemos considerar como soportes, por ejemplo, un pavimento de asfalto, un suelo arenoso o un cristal empañado.
El soporte más común en la cultura occidental, a partir del siglo XVIII, es el papel y sus derivados. Anteriormente los artistas emplearon desde las rocas, en la Prehistoria, hasta el pergamino y la vitela, durante la Edad Media, pasando por tablas de barro y de madera.




1.2. Papel: tipos y medidas




La fabricación del papel comenzó en China, a principios del siglo II d. C., a partir de una pasta compuesta de fibras vegetales mezcladas con agua que se extendía sobre una tela de seda y se dejaba secar. Con este proceso se conseguía de manera natural el entrelazado de dichas fibras, dando como resultado un soporte flexible, pero a la vez consistente, para poder dibujar dibujos sobre él.
Fueron los árabes hacia el siglo XIII, los que introdujeron los conocimientos sobre la elaboración del papel en Europa. A mediados del siglo XIV en la Toscana (Italia) era ya un producto de fabricación corriente que se consumía en otras regiones italianas y europeas como soporte recomendado para dibujar.
La elaboración del papel en Europa se caracterizó, a diferencia de en China, por conseguir la pasta del papel, en sus inicios, a base de pedazos de lino lavados y machacados, luego se usó la pasta de madera y, en la actualidad, el papel procedente del posconsumo y el sobrante del proceso industrial (papel reciclado).
A finales del siglo XIII, se instaló en Fabriano (Italia) una de las primeras prensas de papel. En esta época el proceso de fabricación consistía en obtener una pasta diluida en agua en la que se sumergía un molde o bandeja, a modo de parrilla de alambre, y se agitaba hasta que las fibras quedaban bien entrelazadas. Así se configuraba la hoja de papel con el grosor y el peso deseado. Dependiendo de la forma que tuviese la urdimbre del alambre de la parrilla, el papel se denominaba de dos maneras genéricas: avitelado y acantillado.
Una vez conformada la hoja en un molde y escurrida la gran mayoría del agua que contenía, se prensaba sobre un fieltro al que se adhería por presión, dejando el molde libre para usarlo otra vez. Este proceso se repetía tantas veces como hojas quisieran obtenerse. Por último, se colgaban a secar y se encolaban con almidón o cola animal para endurecerlas y hacer menos absorbente su superficie. Aún hoy se sigue fabricando papel hecho a mano por este método tradicional.


El papel hecho a máquina aparece a principios del siglo XIX y es el más utilizado en la actualidad. Sus reseñas estándar dentro de los papeles de dibujo son las siguiente: áspero (rugoso), prensado en frío (semirrugoso) y prensado en caliente (liso).




- El papel áspero se caracteriza por la no uniformidad de su textura, también llamada mordiente. Es muy adecuado para la técnica de la acuarela.


- Los papeles prensados en frío tienen una textura ligeramente rugosa y una estructura interna que les hace adecuados para la práctica de todas las técnicas de dibujo, ya sean húmedas o secas.


- Los papeles prensados en caliente son muy finos y de superficie dura, mate y, en algunos casos satinados. Pueden utilizarse tanto para técnicas secas (grafito, lápices de colores, etc.) como para algunas húmedas (tintas, rotuladores).










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